El voto, el elemento que hace sentir a los
jóvenes dentro del sistema y contenidos por él
El proyecto de ley
para votar a los 16, fue publicado el 12 de julio de 2012, por el senador
Aníbal Fernández junto a la senadora Elena Corregido (Chaco), busca ampliar los
derechos políticos de los jóvenes que manifiestan compromiso político. La ley
es apoyada tanto por las juventudes militantes oficialistas como las de la
oposición y también es apoyada por los partidos de la oposición que al parecer
no creen que sea una maniobra Kirchnerista para atraer más votos, como muchos
estudiantes afirman. Se cree que con la ley abra una apertura que significará un llamado,
un interrogante, una búsqueda para que algunos de ellos, que no se interesaban
en la política comiencen a hacerlo, a informarse, a formarse y a animarse a
participar.
Cabe decir que las nuevas figuras
políticas, son los jóvenes militantes en las distintas juventudes, que el lugar
de prensa que ocupa la Campora, es muy destacable, y tiene mucha repercusión.
La “nueva política”, como
es llamada ya que da participación a la juventud y los pone en protagonistas,
como alguna vez lo fue en los 50, el alejamiento de los mas nuevos de la
sociedad de la política se produjo, por los distintos golpes de estado y las
democracias débiles, que no incentivaban la participación ciudadana, un
neoliberalismo que dejaba el manejo de mucho en pocos.
El incremento del padrón electoral
con la nueva ley seria de un 4,75%, el incremento que tuvieron las elecciones
de 1951 con la presencia femenina fue de un 45%. Las mujeres de 1951 vivían
dependiendo de su marido en un sentido muy amplio, el nivel de conocimiento y
aproximación a la política hasta ese entonces era casi nulo, y con el paso del
tiempo, no solo se fueron presentando cargos femeninos, sino que ahora la mujer
argentina, tiene un gran peso político. Las nuevas medidas siempre son vistas y
tomadas con pinzas, ya ocurrió con la
Ley Sáenz Peña, cuando la
legalidad era a los 21 años, pero se bajo la edad para votar a los 18 años.
En contacto con jóvenes de la
edad que irían por primer vez a participar de una elección teniendo 16 años se
escuchaba que, en la escuela no se los preparaba correctamente como para
participar de unos comicios, o que ni siquiera en su casa se hablaba de
política y por eso tendrían una gran influencia desde su hogar. La cantidad
desmesurada que esta en contra de el voto a los 16 años, carece de
conocimientos y fundamentos propios del tema, la frase que se cansan de
repetir, “No se que me
voy a poner mañana, menos a quien votar” parece
como un radiograbador dentro del mismo grupo de adolescentes, al preguntarles
sobre su postura ante el voto a los 16 años, universal, igual, secreto y
optativo. Es notable la falta de fundamentos, aunque una minoría, que por
cierto causa más ruido, defiende la ley, el
derecho, como si lo habrían tenido y se les hurto.
Ángeles una estudiante del Parish
Robertson nos decía que esta a favor únicamente si es opcional, claramente
desconocía detalles de la ley, ella asegura que los medios ocuparían un gran
lugar en la decisión de los votantes, ya que un ciudadano de 16 años, es muy
influenciable por la publicidad, propaganda y programación televisiva diaria.
Facundo militante de la Campora, comentaba que el gobierno esta brindando un
gran espacio de participación a los jóvenes y no tendría que ser menospreciado,
que aquel que no este de acuerdo, al ser opcional que no lo haga, pero que no
sea egoísta al decir que todos carecen de conocimientos para participar. Jimena
estudiante del Mariano Moreno afirma que es un delirio proponer esta ley, ya
que ni gente de 20 años sabe a quien votar, mucho menos alguien de 16, que el
espacio que brinda el gobierno es únicamente para obtener mas votos. Todos los
estudiantes coincidían en que en los colegios no se habla sobre política y la
información que reciben es poca, o nula. Que de la mano de la ley, tendrían que
agregarse en los colegios, talleres de política, debate, etc. que no debería de
faltar centros de estudiantes en las escuelas, y que esto no comience en los
últimos años, que empiece desde el principio de la escolaridad.
La ley permitiría que miles de
jóvenes se sumaran a los cambios políticos, sociales y económicos del gobierno
como así también al modelo de crecimiento con inclusión social y redistribución
de la riqueza, ampliando de tal modo el derecho de quienes hoy no pueden quedar
excluidos de la participación ciudadana en su máxima expresión. Que se pierda
el miedo a la participación que fue generado, por una sociedad política
“podrida”.
Gianfranco
Scigliano